En el cementerio están los guardianes, esos guías que guían y cuidan el alma. Son la compañía que cuando alguien que llora por ti se va, ahí te dejan, ahí te quedas a merced de los gusanos que sin compasión ni distinción se hacen cargo de tu carne y como ésta desaparece con el tiempo, las visitas y las visitas. desvanecer las flores.
Cristo en la cruz. Los pies tocan el suelo. Las tres vigas tienen la misma altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La barba negra cuelga sobre su pecho. La cara no es la cara de los platos. Es duro y judío. No veo y seguiré mirando hasta el último día de mis pasos en la tierra. El hombre destrozado sufre y guarda silencio. Le duele la corona de espinas. La burla del pueblo que tantas veces ha visto su agonía no le alcanza. El tuyo o el de otra persona. No importa. Cristo en la cruz. (poema de Jorge Luis Borges) Parte en cuerpo y parte alma. Deshacerse de las piedras opresivas que duermen en la garganta. Tengo que irme, no más inercia bajo el sol, no más sangre aniquilada, no más líneas para morir. Tengo que irme ¡Pero ataca, viajero! (Alejandra Pizarnik)Murió, durmió, tal vez soñó… ¡Ay de aquellos que, como Hamlet, llevan en el espíritu la duda trágica! Morir durmiendo… Dormir muerto… Soñar, sin darme cuenta que la vida se ha ido. (Teresa Williams Montt)
La única compañía visible es esa figura que parece no tener alma y que se convierte en tu guardián. Estas esculturas épicas que miran sin mirar, esas piedras hechas de un ángel, de un santo, de una virgen, de un Cristo. ¡Son guardianas de tu alma, de todas las almas!
Libre de memoria y de esperanza, ilimitado, abstracto, casi futuro, el muerto no es un muerto: es la muerte. Como el Dios de los místicos, del que hay que negar todos los predicados, el muerto ubicuo extranjero no es más que la perdición y la ausencia del mundo. Le robamos todo, no le dejamos un color ni una sílaba: aquí está el patio que ya no comparten sus ojos, aquí la acera donde esperaba su esperanza. Incluso lo que pensamos, él podría pensar; Nos dividimos entre nosotros como ladrones las riquezas de las noches y de los días. (anónimo)Llegó a mí como un sueño y se desvanece como cuando despiertas. Miro el firmamento y te veo brillando entre las estrellas Ahora eres uno más brillando al lado del Dios celestial. Y aquí estoy mirándote En silencio con dolor en el pecho Y vacío en el corazón. ¡Fue mejor! Los susurros dicen Que saben del dolor Si yo fuera tu madre Si germinaste en mi Como una semilla de amor Que saben del dolor Si fui yo quien te sintió crecer Dentro de mi ser (anónimo)
Allí está el cementerio viejo, en el que está ubicado, está custodiado por almas de piedra que no molestan, que generan respeto. Y aunque todavía venga algún temerario a profanar la última casa de huesos de lo que un día fuimos, esas almas petrificadas observan quién te hace daño, quién termina por hacerte pedazos.
Es la Muerte la que consuela, ¡ah! y lo que te hace vivir; Es la meta de la vida, y es la única esperanza que, como un elixir, nos sostiene y embriaga, y nos da el valor de seguir adelante hasta el fin; A través de la tormenta, la nieve y el frío, Está la claridad vibrante en nuestro horizonte negro, Está la famosa cabaña inscrita en el libro, Donde puedes comer, dormir y sentarte; Es un Ángel que sostiene entre sus dedos magnéticos El sueño y el don de los sueños extáticos, Y que hace las camas de los pobres y desnudos; ¡Es la gloria de los Dioses, es el granero místico, es la bolsa del pobre y su antigua aldea, es el pórtico abierto al cielo desconocido! (Carlos Baudelaire)¡Cómo se te escapa de mis manos! ¡Ay, cómo te resbalas, mi edad! ¡Qué pasos silenciosos traes, o muerte fría, porque con un pie silencioso todo es igual! Feroz, de tierra trepa el débil muro, en el que confía la fresca juventud; pero ahora mi corazón del último día atiende al vuelo, sin mirar las alas. ¡Oh condición mortal! ¡Buena suerte! ¡Que no puedo querer vivir mañana sin la pensión que procure mi muerte! (anónimo)Me gustaría una compañía y estaría así en su brazo para sentirme parte de mí si voy descalzo hasta la muerte… Estoy vivo y aunque no lo creas viviré entre los suspiros cuando mires y no veas. que en tu aire respiro… Tu dolor que me estremece hace brillar mi piel, sabes que tengo que ir a donde está que me espera y me suaviza… Tanta alma forjé en ti, hermanos míos, locura mía, la tierra no estará en tinieblas, que yo te devolveré la calma. (anónimo)
Espero que en otras dimensiones esos guardianes puedan hacer justicia a todo lo que aquí ven. Por ahora permanecen aquí inertes, solos, erguidos, haciéndose pasar por fantasmas que todo lo ven y al mismo tiempo están llenos de romance, nostalgia y tristeza. Están abandonados como los muertos en el cementerio, carecen de cuidados tanto como las propias tumbas, allí permanecen todos en el limbo del tiempo para ver cómo algún día jugarán los muertos.
Oh muerte, te amo, pero te adoro, vida… cuando esté dentro de mi caja durmiendo para siempre, deja que el sol primaveral penetre por última vez en mis pupilas. Déjame un poco de tiempo bajo el calor del cielo, deja que el sol fértil caliente mi hielo… era tan buena la estrella que al amanecer salió a decir: buen día. El descanso no me asusta, el descanso es bueno, pero antes me besó el piadoso viajero que cada mañana, feliz como un niño, se acercaba a mis ventanas. (Alfonsina Storni)
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